LA ALEGRIA DE CREER

Hoy es muy acertado dar lectura al Magnificat. Este es el cántico que brota del corazón de la joven María, como respuesta al encuentro con su prima Isabel despues de recibir el anuncio del ángel de que quedaría embarazada del Espíritu Santo. Este encuentro, más que un encuentro entre dos mujeres embarazadas en circunstancias sobrenaturales se convirtió en el encuentro de dos criaturas en el vientre de sus madres.

Desde ahí se comunicaron, se reconocieron, y con alegría testificaron que lo que para los demás fuera incomprensible, para ellos era el cumplimiento de la promesa de redención para la humanidad. Ese estremecimiento que se gesta en el vientre de estas dos mujeres provoca dos reacciones que han quedado grabadas en la historia para bendecir nuestras vidas, la de Isabel y la de María.

“¡Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!” (vv45) Isabel reconoce la dicha y la alegría que se deriva de la fe y de la confianza en la Palabra de Dios, palabra que no defrauda.

«Mi alma alaba la grandeza del Señor;
mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador.
Porque Dios ha puesto sus ojos en mí, su humilde esclava,
y desde ahora siempre me llamarán dichosa;
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas.
¡Santo es su nombre!
Dios tiene siempre misericordia
de quienes lo reverencian.
Actuó con todo su poder:
deshizo los planes de los orgullosos,
derribó a los reyes de sus tronos
y puso en alto a los humildes.
Llenó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Ayudó al pueblo de Israel, su siervo,
y no se olvidó de tratarlo con misericordia.
Así lo había prometido a nuestros antepasados,
a Abraham y a sus futuros descendientes.»

Lucas 1:46-56

María le responde a su vez con un cántico que atiende cinco temáticas importantes para la vida de los creyentes:

  • ALABAR a Dios, primero que nada
  • ALEGRARNOS en todo tiempo
  • HUMILLARNOS para SERVIR
  • RECORDAR sus proezas
  • CREER siempre en sus promesas

Que el ejemplo de Isabel y María nos guíen en los tiempos difíciles, tanto como en los buenos. Que sean nuestro ejemplo para enfrentar la adversidad con fidelidad y gozo. Que en esta época podamos dar posada en nuestros corazones al Dios niño que viene buscando donde nacer.

En todo corazón que acoja a Emmanuel renacerá la esperanza, la paz, el gozo, el amor y la luz que iluminará la humanidad para salvación.

¡Que así nos ayude Dios!

Oremos:
Señor, hoy deseo abrir las puertas de mi corazón para que encuentres lugar en mi donde nacer y desde el cual actuar para que otros puedan conocerte. Hoy te pedimos que tu presencia en nuestras vidas sea luz que disipe la oscuridad que nos rodea, renueve nuestra fe y nuestra esperanza y nos dirija para poder hacer siempre tu voluntad.

¡Gracias por su vista!

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